Una de las motivaciones más grandes a la hora de realizar actividad física es el ideal de llegar a los objetivos o logros deportivos y psicológicos. Sin embargo, las sociedades de hoy en día se encuentran acostumbrados a obtener las cosas de forma rápida, sin necesidad de mucho esfuerzo o paciencia. Con el entrenamiento pasa lo contrario, es decir, se necesita de mucho esfuerzo y paciencia para llegar a los objetivos deseados de forma sana y segura.
Por tanto, no hay una forma sana para llegar rápido a lo que deseamos obtener con el ejercicio y por lo general la motivación se empieza a ver afectada dejando en su camino mucha frustración, estrés, angustia y tristeza. Al final la persona simplemente va a abandonar la práctica deportiva al no ver los cambios deseados en un periodo corto de tiempo.
Junto con el programa de entrenamiento se debe dejar en claro que los resultados pueden o no ser rápidos dependiendo de la estructura y metabolismo de cada persona, es decir, cada persona cambia y ve resultados de forma diferente, esto es lo sano y normal.
Del mismo modo se deben buscar otro tipo de estrategias para mantener la motivación, encontrar diferentes razones sanas para aumentar la motivación diariamente, encontrarse feliz con el entrenamiento solo por hacerlo y no por los resultados. Con el tiempo los objetivos se van logrando, haciendo que el amor por el deporte sea mucho mayor, pero no la razón principal.
La paciencia juega un papel muy importante frente al entrenamiento, es un factor psicológico que se debe ejercitar junto con el programa de entrenamiento para llegar a una constancia y disciplina clave para mantener la práctica deportiva. Por tanto, los componentes psicológicos también juegan un papel muy relevante a la hora de entrenar para evitar caer en el estrés o frustración de una mala motivación inicial o base.
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