La sociedad actual nos ha enseñado a tener y desear un cuerpo perfecto que puede llegar a ser inalcanzable para muchas personas creando así muchos problemas físicos y mentales en las personas que intentan llegar a estos objetivos. Son muchas las estrategias fallidas que la gente utiliza para bajar de peso y alcanzar el estereotipo perfecto de cuerpo, desde dejar de comer, hasta matarse horas seguidas haciendo ejercicio y mucho más. Es claro que muchas de estas estrategias son nocivas para el cuerpo y la mente. Es necesario entender que cada cuerpo es diferentes, en cuanto a contextura, tamaño, metabolismo y mucho más y la clave para ser feliz y estar en paz con uno mismo es aceptarse como es, cuidarse y amarse.
En esta entrada vamos a profundizar sobre el remordimiento por comer algo alto en calorías con mucha azúcar, carboidratos o alimentos poco sanos. se va a abordar desde dos aspectos diferentes, primero las personas que se cuidan rígidamente y no se permiten pecar y las personas que no se pueden controlar, que normalmente comen mal pero siempre presentan sentimiento de remordimiento al finalizar de comer.
En ambos casos podemos hablar de una obsesión y mala relación con la comida y es necesario revisarla y trabajarla para mejorar, es claro que lo ideal se centra en comer lo mejor posible diariamente, es decir, alimentos altos en nutrientes, comidas sanas y naturales y mucho más. Pero de vez en cuando comer algo no sano no es grave, no hace que el cuerpo suba en medidas o que se presenten muchos problemas en la salud.
Por tanto ambos casos extremos están mal. En el primero ser tan rígido con la comida es muy malo para la mente, puede producir una obsesión con el peso el cuál puede desarrollar muchas enfermedades mentales y corporales graves, se puede producir aburrimiento, frustración, depresión, incluso puede desarrollar problemas en las habilidades sociales normales tanto personales como profesionales, entre muchos aspectos más.
En el segundo claramente no esta teniendo hábitos alimenticios sanos, el cuerpo se encuentra en riesgo constante de subir medidas, padecer enfermedades relacionadas graves y mucho más. Esto normalmente puede estar ligado a problemas entre la parte interna y corporal de la persona, por ejemplo una persona con baja autoestima, con poca seguridad, ansiosa, depresiva puede utilizar la comida en abundancia y no sana como mecanismo de defensa frente a estas complicaciones. Es claro que no hay un cuidado o amor propio por su cuerpo y su mente, no crea sentimiento de respeto y cuidado por su propio cuerpo, simplemente no hace nada por el.
Estos se pueden desarrollar por problemas internos de la persona, por parametros de comportamientos inculcados en la niñez, estereotipos imposibles de alcanzar, presión social, medios de comunicación y más.
El entrenamiento físico es una buena estrategia para combatir lo antes mencionado, en ambos casos crea sentimiento de respeto y cuidado propio, tener límites a la hora de alimentarse y comportarse tanto interna como externamente, pero también a ser más libres, disfrutar de la comida eliminando ese malestar de arrepentimiento después de comer algo.
En el segundo caso también se puede utilizar la mente antes de ingerir un alimento poco sano, preguntarse ¿Es necesario que lo consuma? ¿lo puedo cambiar por una comida más sana y rica? ¿Lo voy a disfrutar al terminar? ¿En verdad tengo hambre o es ansiedad, angustia, estrés u otros factores que pueden influenciar en la gesta de alimentos? y muchas más. Con esto creamos un dialogo interno que nos permite tomar una decisión de forma más clara y sana para nosotros mismos. Esto permite crear un vínculo sano y fuerte con nuestro cuerpo, empezamos a cuidarlo y a respetarlo, disfrutar de la comida sin tener los riesgos ya mencionados que esto puede tener.
En el primer caso se puede realizar algo parecido pero de forma contraria, caer en cuenta que comer algo de vez en cuando que no es bueno no te va a aumentar las medidas, lo puedes disfrutar sin sufrir por su consumo. Es claro que es necesario que estos alimentos sean raros y no salir mucho del parámetro de lo sano, sin embargo, comer rico, alto en nutrientes, pecar algunas veces es bueno para la salud mental y permite mantener los hábitos alimenticios de forma más tranquila y segura.
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