Es común que las personas que realizan actividad física en casa o sin apoyo de un profesional presenten un estancamiento significativo en los resultados del entrenamiento. A lo largo de esta entrada vamos a exponer las causas de esto y como se puede evitar. Este se puede dar tanto en el aspecto de porcentaje de grasa como en la fuerza y fortalecimiento de los músculos y articulaciones.
Esto sucede por causa de la adaptación del cuerpo frente a los ejercicios que estamos realizando, es decir el cuerpo se acostumbra al esfuerzo que estamos haciendo. Por otra lado se puede producir por una baja intensidad del entrenamiento en donde no hay un desafío o reto para la persona, es decir, no requiere de esfuerzo para ejecutarlo.
Para evitar un estancamiento es necesario variar el entrenamiento, sorprender al cuerpo con rutinas nuevas y cambiantes para que este no tenga la posibilidad de adaptarse. Es recomendable incrementar la carga progresivamente, variar los ejercicios, cambiar los objetivos o metas, cambiar el tiempo de descanso para cada rutina, modificar los ejercicios y la postura de las actividades.
Dentro de una rutina de entrenamiento se deben trabajar aspectos de fuerza, resistencia, equilibrio, estabilidad, velocidad y flexibilidad para que los resultados y los beneficios sean notorios. La alimentación por otro lado es un punto clave para evitar un estancamiento, es decir, una buena alimentación le brinda las herramientas (nutrientes) necesarias al cuerpo para crear cambios notorios. Por otro lado la sobrecarga también puede producir estas complicaciones, cuando el cuerpo se siente muy fatigado no tiene la energía y los materiales para crear cambio, por esta razón es importante respetar adecuadamente los tiempos de descanso.
Por esto se puede jugar con las variables del entrenamiento, modificar los ejercicios como se mencionó es solo uno de ellos, se puede realizar un cambio en las intensidades de los entrenamientos, un día más suave, el otro intermedio, uno de intensidad fuerte, también se puede modificar el peso, realizar actividades con más peso y menos repeticiones u otras en donde sea menos peso y más repeticiones, cambiar actividades cardiovasculares y el tiempo de estas. Todos estos factores nos ayudan para evitar caer en un estancamiento o disminución significativa de los resultados visibles del cuerpo.
Nunca se debe realizar la misma rutina, esto va a funcionar al comienzo pero luego va a crear una adaptación evitando ver resultados, estos ejercicios son buenos para mantener el peso y la figura ideal, pero no para producir cambios. Por esta razón es recomendable tener un entrenador personal que planifique adecuadamente un programa de entrenamiento para evitar sufrir lo ya mencionado.
Entonces la rutina se debe modificar cada 3 o 4 semanas, intercalar la intensidad, modificar los hábitos nocivos por unos más sanos y jugar con las variables ya mencionadas para sorprender el cuerpo y crear cambios significativos y rápidos.
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